150 Años de la Batalla de Piribebuy
agosto 12, 2019
Con las primeras luces del frío 12 de agosto de 1869, se inició un fuerte bombardeo de todas las bocas de fuego aliadas, que precedieron al asalto de los 20.000 hombres que rodeaban a la posición paraguaya de 1.600 hombres, mujeres y niños. Los comandaba Pedro Pablo Caballero.
La artillería paraguaya, que constaba de 19 piezas (18 cañones de variados calibres y un obús), al mando del célebre sargento mayor Hilario Amarilla, protegía la fortificación de 2.422 metros.
Luego del terrible bombardeo de 4 horas (otras fuentes dicen 2 horas), los aliados cargaron la posición defensiva por los cuatro puntos cardinales. En poco tiempo tomaron las trincheras, sin embargo, no hubo duda ni miedo de parte de los defensores; sin importar sexo, edad o condición, se batieron con el enemigo hasta el final. Tres veces fueron rechazados los aliados por un desorganizado ejército que ni siquiera podía cubrir la totalidad de las líneas, pero peleaba con todas las armas posibles, mosquetes, armas blancas, ramas y tacuaras afiladas, botellas rotas, piedras, incluso, los artilleros paraguayos cargaron los cañones con la más variada metralla, que incluía: vidrios rotos, piedras pequeñas, restos de vasijas de cerámica, cubiertos e instrumentos de metal y hasta cocos (frutos de mbokaja), mientras que las mujeres arrojaban agua hirviente a los soldados de la Triple Alianza.
Se peleó hasta el último defensor dentro mismo de la Iglesia de Piribebuy. Luego vino la barbarie, ejecuciones por doquier. El comandante de la plaza con otros oficiales y soldados fueron asesinados brutalmente. Igual suerte corrieron varias mujeres que combatieron a lado de sus compatriotas. Para culminar ese espectáculo dantesco, el hospital de sangre fue incendiado con los heridos y personal de sanidad adentro, por soldados imperiales.